Este fin de semana he aprovechado y he hecho una escapadita a la playa. Me está viniendo bien, Madrid agota y mucho. Y el trabajo cansa más todavía. Despejamos un poquito la mente, dormimos bien y comemos mejor. Estoy en Huelva, así que ya ha caído un poquito de jamón (del bueno, ya sabéis) y unos langostinos de la zona que estaban tremendos. Esta noche más.

Con estos calores que tenemos, apetece comer algo fresquito y ligero. Y qué mejor que una ensalada. Pero también es verdad que en casa nos aburrimos siempre de comer la típica ensalada de lechuga y tomate. Vamos a darle al aguacate y a las gambas (estar en Huelva es lo que tiene).

Para esta ensalada debemos comenzar cociendo las gambas en agua con sal. Una vez cocidas las dejamos enfriar. A continuación, las partimos en dos o tres trozos cada una, dependiendo del tamaño que tengan. Exprimimos el zumo de 1 limón y de una lima, los mezclamos con un chorreón de aceite de oliva e incorporamos los trozos de gambas. Dejamos macerar el conjunto en la nevera un mínimo de 2 horas. Os recomiendo que si esto lo preparáis el día de antes, cogerá más sabor.

Pelamos el aguacate y lo cortamos en dados. El aguacate debe estar maduro, pero no demasiado, ya que si no al cortarlo y mezclarlo se hara todo una pasta. Ahora bien, tampoco debe estar duro, porque sino no tendrá mucho sabor.

Desgranamos la granada y reservamos. A continuación, en un bol mezclamos el aguacate con la granada y los trozos de gambas y aliñamos todo con el jugo de macerar las gambas. Para presentar la ensalada, la acompañaremos de crema de Módena. Para incrementar el toque cítrico, rallaremos un poco de la cascará de la lima por encima de la ensalada.

Disfrutarla chi@s!