Gastronomía de carretera


Segunda quincena de septiembre, carretera A-66 dirección Sevilla, 15:45 hr de la tarde. Ay, que no llego!. Por fin, comenzaban mis vacaciones e iba de camino a la playa. Tenía 7 horas de coche por delante, por lo que alguna parada había que hacer. El camino a realizar me lo sé casi de memoria y tengo ya varios sitios localizados en los que me gusta parar.

Salí de Madrid un poco más tarde de lo que tenía pensado y esto hizo que llegará un poco justo de hora al lugar donde quería comer. Pero llegué.

Es cierto que hay multitud de bares de carretera que no valen nada y en los que te arrepientes de haber entrado, pero otros muchos son tremendamente buenos.

Los que no soporto son aquellos "bares" de las franquicias de gasolineras en lo que todo está prefabricado y embolsado y en los que no puedes pedir ni un pincho de tortilla en condiciones.

Volviendo a mi ruta, paré a comer en un bar de carretera que está a la entrada de un pueblo de la provincia de Huelva. Dicho pueblo es Santa Olalla del Cala, ubicado dentro de la Sierra Morena. Este sitio me encanta por algo muy sencillo, pero que está delicioso. Siempre paro aquí, camino de la playa, y pido un serranito.

Muchos de vosotros sabréis lo que es, pero para los que no lo conozcáis, os puedo decir que consiste en un montadito con filete de lomo natural a la plancha, unos trozos de jamón ibérico de bellota y un pimiento verde frito. Todo ello acompañado por unas patatas fritas, como veis en la foto.

El secreto de este plato reside en que todos los ingredientes son de alta calidad, sobre todo el jamón, ya que nos encontramos cerca de Jabugo y no podía ser menos. Gracias a este tipo de sitios, da gusto comer en las carreteras españolas.

¿Vosotros tenéis también vuestros bares de carretera preferidos?

Escribir comentario

Comentarios: 0